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Testimonio núm. 17.

1980 diciembre.

Félix Pinero: «Entre los objetivos más próximos figura el mejor conocimiento de nuestro pasado». Entrevista a Antonio Hernández Gil. Extremadura, 5 de diciembre de 1980

A. HERNÁNDEZ GIL, EN LA ACADEMIA DE EXTREMADURA

«Entre los objetivos más próximos figura el mejor conocimiento de nuestro pasado»

«La vinculación con Hispanoamérica debe traducirse al campo de las ideas y de los intercambios en todas los niveles»

«Jurista, político accidental en su calidad de primer presidente de las Cortes de la Monarquía del Rey Juan Carlos I; escritor..., Hernández Gil tuvo el honor de leer su discurso de Ingreso en la ciudad de sus primeras letras, en su calidad de benjamín de los tres primeros inmortales» de la Academia Extremeña de las Letras y las Artes.

Concluida la sesión del pasado miércoles, tuvimos oportunidad de charlar con él.

OBJETIVOS DE LA ACADEMIA

—¿Qué puede suponer la Academia como aportación a la región?

—La aportación de la Academia a la región, a España, a Hispanoamérica, ha de cifrarse en lo siguiente: toda Academia necesita una base cultural, una tradición. Hay que tener una significación histórica en los campos de la cultura para poner en marcha una Academia. Creo que Extremadura tiene evidentemente esa base histórico-cultural. Sin embargo, a pesar de ella, y pensando en lo importante que es el reconocimiento y el mejor conocimiento de esa base cultural, la obra de la Academia tiene que proyectarse hacia el futuro en su totalidad. He dicho en mi discurso de recepción que no vengo aquí pensando en la posibilidad que la Academia estimule la creación de becas o la celebración de exposiciones o de ferias del libro.

Estos son actos necesarios, pero quizás superficiales. Las Artes y las Letras están siempre en función de la organización política y social de la convivencia. Por lo tanto la Academia tiene que preocuparse también de esos problemas. La literatura es la expresión de un genio individual ; pero ese genio individual sólo se pone de manifiesto dentro de un determinada organización social y política. Si entendemos la cultura en el sentido amplio que comprende todo, si es cierto que desde el plano de la cultura se van a afrontar esos problemas; pero no hay que hacer equivalente cultural a arte o creación literaria. Hay que hacer equivalente la cultura a la base, al fundamento que está en la entraña misma de los pueblos.

—¿Cuáles van a ser los objetivos mas próximos de la Academia?

—Entre los objetivos más próximos de la Academia figura el mejor conocimiento de nuestro pasado. Es realmente triste que a veces sólo nos separe del pasado la falta de un conocimiento del mismo. La Academia tiene que facilitar y estimular ese conocimiento. En Extremadura es necesario hacer una Historia General, porque falta comprender el conjunto de lo que ha sido y sigue siendo Extremadura y ahí es donde creo que debe de proyectarse la labor de la Academia.

—¿Qué relación va a mantener la Academia con la Universidad de Extremadura y con las instituciones culturales de la región?

—Una relación estrecha, íntima. Pienso que los dos fenómenos culturales que en los últimos años ha conocido Extremadura han sido la creación de la Universidad y de la Academia. Es como el remate del significado de la Universidad lo que representa la Academia.

—Evidentemente, la Academia va a estimular y suscitar esas iniciativas, pero ha de ser también receptora de todas las iniciativas. Insisto en que la Academia no es concebible como un reducto elitista. Si la Academia es una cima en la que aparecen algunas personas es porque esas personas acumulan una experiencia, están en condiciones de poder realizar una labor en beneficio de todos.

—¿Cómo va a manifestarse esa vinculación con Hispanoamérica a la que se ha referido usted y sus compañeros en los discursos de recepción?

—Los proyectos se pueden cifrar en unas palabras: abrirnos más hacia América. He venido recientemente de América y cada vez que la visito me doy cuenta de qué grado de identificación ha habido entre nuestro pueblo y aquéllos. Me parece indispensable que habiéndose producido ese fenómeno de cierta manera quizás inconsciente, no preconcebida, con todas sus dimensiones, y ahora que somos conscientes de nuestra significación regional, debemos de cooperar con el fin de que aquello que se hizo en América se siga haciendo en América. Aquellas gentes están siempre dispuestas a comprendernos, deseosas de recibirnos; debemos ir más allí, traerlos más aquí, buscar una verdadera cooperación. España tiene un privilegio: el que el número de hablantes no se cuente sólo por los que nacen en la Península o en las islas, sino por los que nacen más allá del Atlántico. Es todo un futuro para nuestro idioma que nos crea la responsabilidad de ser dignos de ese futuro y de trabajar en el sentido de que la comunicación, que ya en principio significa el lenguaje, se traduzca también al campo de las ideas, de las realidades económicas, de los intercambios en todos los niveles entre unos y otros pueblos.