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DIARIO DE UN ACADÉMICO DE PROVINCIAS

Por

Antonio Viudas Camarasa

Académico Numerario, en posesión de la Medalla número 20, 

 de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes

 

APUNTES para una historia de la real academia 

de extremadura

 

SELECCIÓN DE TESTIMONIOS

Testimonio número 16.

                       1980 diciembre.

                                Gregorio González Perlado: La Academia, una obra que requiere paciencia. Hoy, 5 de diciembre de 1980.

                                                                                             

                 «ACADEMIA tenemos. Si es cierto que para la salvación basta con querer salvarse, pues salvados estamos gracias a que cinco eruditos un buen día decidieron al fin crear la Academia. Culturalmente la institución debe contribuir al engrandecimiento de Extremadura. No lo digo yo; lo dijeron cuantos pronunciaron palabras anteayer en Trujillo, ya fuera antes, en o después del acto de inauguración. Y si ello es o no cierto, tiempo habrá para decirlo. No sería justo que ahora, recién nacida la obra, comenzáramos a no creer en sus promesas y anuncio de intenciones. Lo que ha hecho la Academia es ser inaugurada y punto. Que nadie vea ni vaya más allá de lo estrictamente realizado. Por ello no es sensato lanzar las campanas al vuelo y decir, como alguien dijo, que con esta regional institución las cosas van a marchar de otra forma. Se dijo ya fuera del acto puramente oficial, pero no es seguro todavía. Como tampoco es sensato lanzarse por la pendiente de la crítica feroz, que también la hubo entre pasillos. No obstante, como uno cree tener los ojos bien abiertos a la realidad, entiende que por aquí somos así, no más, extremistas en casi todo. Y no tenemos mucha paciencia. La Academia ha nacido. Del cómo lo hizo, ya es pasado y no debe importar. Lo serio es aguardar a conocer sus pasos y tener esperanza en que también nuestra Academia fije y dé esplendor a las letras y las artes extremeñas. Si así no lo hiciera, seremos los primeros en denunciarlo en su momento, como lo seríamos en anunciar el cumplimiento de las promesas efectuadas y de las expectativas nacientes desde el histórico 3 de diciembre.

          Porque lo que no cabe duda es que anteayer fue fecha histórica para Extremadura, como lo han sido otras en las que, en nuestra región, se han organizado, instituido o realizado actos importantes por primera vez. Tan sólo por eso el acto de Trujillo pasará a la historia. La Academia cuenta ya con tres miembros ingresados, dos que lo harán en breve y otros cinco que aguardan el visto bueno de instancias superiores. Cumplido todo ello, la institución regional tendrá independencia absoluta y designará al resto de componentes; un resto que desconozco por el momento. Tan sólo diez nombres se han hecho públicos y faltan muchos más para estar al completo.

 

           En su discurso de ingreso, Xavier de Salas Bosch anunció que la Academia estará abierta a la colaboración con las instituciones culturales dependientes de las diputaciones extremeñas. Si no recuerdo mal tan sólo se refirió a ellas dos. Extraña bastante esta apreciación del señor Salas, porque de ser un aviso de la norma que les guiará en el futuro, uno entiende que la Academia va a dejar fuera de su campo de colaboración al resto de instituciones extremeñas. Y esto sería muy grave. De confirmarse, se convertiría en un punto de censura a la naciente institución cultural. Esperemos que sea desmentido.

        Las declaraciones que se hicieron una vez finalizado el acto no han venido a aclararnos precisamente este tema expuesto. Fueron en general palabras repletas de gozo y alegría y, en ocasiones, de excesivo optimismo. Quien dijo poco, pero lo dijo todo, fue la duquesa de Badajoz: «Yo creo que tiene un enorme futuro», dijo. Y prácticamente no agregó nada más. Pero no era necesario. Lo que tiene la Academia es eso: un futuro por delante. Si se dice algo más, si se promete mucho más, puede incurrirse en un gran riesgo.

          En suma, lo que uno ha pretendido dejar claro a través de este comentario es que precisamos cautela ante el hecho y, sobre todo, buenas intenciones por parte de la totalidad de implicados en 1a cultura extremeña. Por supuesto, ya sabemos que en la Academia ni serán todos los que están ni, para alguien, estarán todos los que son. Este es uno de los riesgos que se corre en cualquier selección. Lo único que cabe pedir es que, dado que ya va a haber diez inamovibles miembros de la Real Extremeña, éstos tengan uno de sus más lúcidos días cuando se reúnan a elegir el resto de compañeros. Y, hasta entonces, a esperar».  

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