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Asunto y remitente |
TEXTO del foro de Belsana |
La
farsa del 'ehtremeñu', o el ideal cateto de la lengua
Anónimo
4 Mensahis |
La
farsa del 'ehtremeñu', o el ideal cateto de la lengua
Ha aparecido una página en la Internet
titulada ‘Belsana. Primel revista ena redi alreol de l'estremeñu (http://www.extremaura.com
)’. ¿Qué pensar de ella? |
Un castúo habla claro | |
Para
el empirista mostrenco -
castúo - 16/08/2002 20:24 |
Para el
empirista mostrenco
En primer lugar antes de soltar una
parrafada de este tipo hay que firmar con nombres y apellidos o a lo mejor
es que le da miedo no vaya a ser que le pongamos una bomba estos
nacionalistas catetos, palurdos y recopiladores de toda la miseria y la
incultura existente en Extremadura. |
Para
el empirista mostrenco (2) -
castúo - 16/08/2002 20:47 |
Para
el empirista mostrenco (2) -
Continúando el
mensaje anterior, te comentaba que no sé de dónde has deducido tamaña
barbaridad. En primer lugar el extremeño no es ninguna lengua sino un
dialecto y eso no le afecta al castellano para nada. |
Desde Peñaparda cantan bastos |
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Tu
gran chalra sólu mereci una respueste chica -
Jusé Benitu Mateos Pascual (Peñaparda) - 15/08/2002 00:51 |
Tu
gran chalra sólu mereci una respueste chica -
Si de verdá crés
que naidi palra asina, lo únicu que puéu idilti es que nu conocis
Estremarua. |
El Director de Belsana replica | |
El
nacionalismo español asustado o la estupidez del arrogante. Mensaje para
el mostrenco
Nicolás
Valle, de Belsana
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Para el
mostrenco melancólico. En mi nombre y en nombre de Peiru (sic). Has escrito un montón de líneas y sin embargo hablas de oídas. De oídas, porque ni te has molestado en leer Belsana (lo de "ehtremeñu" lo prueba). Las afirmaciones deben fundamentarse; si no, son mentiras. Lamento desilusionarte, no somos etnicistas, ni defendemos que el extremeño sea un idioma, ni abogamos por ninguna opción de carácter ideológico. ¿De dónde narices sacas eso? Es sencillamente una revista de actualidad sobre un dialecto que agoniza, sin mas historias, de verdad. ¿Dónde ves política en las poesías de Camisón (licenciado en filología inglesa y francesa, por cierto), o en el artículo del "picapeci" o en el de "La Loa" (un escrito de los años 50, una época de "unidad" que seguro que echas de menos)...? En cuanto a que nos inventamos un idioma, se nota que eres, sencillamente un ignorante. Léete la escasa literatura escrita en extremeño. A parte de mentiras, errores de bulto e insultos, tu carta, simplemente, es un coprolito (por lo de mierda y por lo de anticuado) nacionalista (también debería añadir aburrido). Tu anónimo repite los argumentos clásicos del nacionalismo excluyente y criminal que se siente amenazado, en este caso, por el habla de unos campesinos (paletos, insulto desafortunadísimo para tratar a nuestros hombres y mujeres). ¿Qué propones para los que hablamos extremeño?: los campos de reeducación o directamente el tiro en la nuca? Tus líneas solo son una demostración de estupidez y arrogancia. Escribiré extremeño tal como lo hablo. Escribiré castellano y catalán tal y como me lo enseñaron. Y hablaré y escribiré en francés, inglés y portugués tal y como aprendí en la academia, en el trabajo y después de dar la vuelta al mundo varias veces, el mismo mundo donde está Extremadura, una región de España donde aún se hablan diversos dialectos, un patrimonio poco usual. |
El responsable de dialectus.com también opina | |
...
Nicolás no es Jean-Pierre Cargol, el gitanillo inmortalizado por Francois
Truffaut, a quien hay que enseñarle a hablar.
Antonio
Viudas Camarasa |
...
Nicolás no es Jean-Pierre Cargol, el gitanillo inmortalizado por Francois
Truffaut, a quien hay que enseñarle a hablar.
Nicolás Valle
Morea (en réplica a la incomprensión, ignorancia e insultos de un
nacionalista hispano-extremeño posiblemente, culto e ignorante a la vez,
con el miedo visceral a nombres y apellidos, que se considera ingenuamente
persona conocida y temerosa de pillarse los dedos, valientemente amparada
en el oscurantismo del anonimato del que cree extraer una fuerza
sobrenatural) acaba de escribir una frase afortunada en español normativo,
que puede ser pronunciada correcta y libremente en las numerosísimas
prosodias geográficas y sociales hispánicas, además de la idiolectal anónima
en que ha sido escrita. La frase es digna de figurar en la antología de
un dialectólogo-sociolingüista. La ofrezco traducida también a mi habla
ribagorzana natal (quedamos pocos usuarios, alrededor de mil): http://www.dialectus.com/fernandosabes /images/portadadellibromalpar.jpg |
Un colaborador de Belsana también participa | |
Respuesta
a "Sobre la farsa del extremeño..."
|
Respuesta
a "Sobre la farsa del extremeño..."
Distinguido
señor, o distinguida señora: |
Un catalán de origen oliventino da su opinión | |
Re:
Respuesta a "Sobre la farsa del extremeño..."
Manuel Jesús Sánchez Fernández |
Re:
Respuesta a "Sobre la farsa del extremeño..."
Querido amigo, Ánimo a Belsana, aunque no estoy de acuerdo con
la ortografía que usteden usan. Prefiero otra más etimológica o histórica,
más cercana a la española general. |
Un extremeñoparlante no tiene pelos en la lengua |
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...
soy “extremeñoparlante”, lo llevo en los genes, en la sangre y en el
pensamiento y así me comunico con la amplia geografía extremeña, con
mis ancestros y con mis hijos. Y también con mis paisanos emigrantes que
aprenden el alemán, el francés y el
Juan Romero González
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¡DIOS
NOS LIBRE DEL MOSTRENCO INFIEL! Hasta ahora no había tenido aversión por los anónimos y siempre he hecho el chiste sobre los “venecianos”... Pues yo me llamo Juan Romero González, tengo cuarenta y siete años y soy cacereño de España. Hablo, amo, cuido, cultivo y respeto la maravillosa lengua española que me comunica con el resto de la geografía nacional (hasta con los gallegos en un extremo y los catalanes en otro) y la hispanoamericana (alguna con ese tonillo antiguo de vocablos españoles ya en desuso, tan sonoro a nuestros oídos). Pero... soy “extremeñoparlante”, lo llevo en los genes, en la sangre y en el pensamiento y así me comunico con la amplia geografía extremeña, con mis ancestros y con mis hijos. Y también con mis paisanos emigrantes que aprenden el alemán, el francés y el inglés de subsistencia unos y científicamente otros intelectualmente situados. Creo, señor “Anónimo”, que todos entonces sufrimos de alguna patología incurable y lo más horrendo es que somos culturalmente dañinos y empobrecedores para el Imperio Español que usted parece ser añora, y que llego a sospechar que usted adopta aún la divisa de “España Una, Grande y Libre”. ¡Y me parece muy bien! Pero... no fastidie con su panegírico, panfletito de arenga trasnochada, giros intragables de palabrería hueca, exquisito vocabulario extraído selectamente de jerga ¿profesional? e incluso calificativos de su también malísimamente disimulada mitomanía. Y dedíquese a labores humanitarias: denunciar las sectas que corrompen a la juventud y que haberlas hailas que llenan el cerebro de la infeliz gente joven de sustancias tóxicas, psíquicas y físicas, o dedíquese también a ejercer de Pigmalión con los niños necesitados de pan y lenguaje, o incluso a leer la maravillosa novela de Mary Shelley, madre literaria del Frankenstein al que usted tan macabro alude y seguro que rectifica la tétrica comparación que hace. Y me fastidia, mi apreciado señor “Anónimo”, que usted valore tan poco el gazpacho, ese plato tan típico, tan auténtico extremeño con el que se han alimentado generaciones de “extremeñinos catetos, palurdos, marginales, mutantes, sectarios, corruptos, ramplones, idiotas, chalados, residuales, esperpénticos, mostrencos, perversos, traidores y antipatriotas”. ¡Parece mentira que un gazpachito tan inocente de ese vigor dinamitero a los hombrecillos de nuestra tierra... cualquiera lo diría! Le agradezco que me haya causado usted el esfuerzo intelectual que me ha obligado a realizar con su impresionante anónimo español-extremeño, recordar el lenguaje de aquellos textos obsoletos de nuestra preciosa literatura donde palabras como "muñidores" o aquello de "devotos de la cofradía" me han trasladado a los tiempos, que no por ser pasados son mejores. Si me permites un consejo, ahora que somos ya como amigos, no sufras tanto y estés tan en guardia, hombre, y piensa que lo lesivo para la sociedad extremeña de la que todos participamos, porque todos la construimos, son mentes como la tuya al límite de la intolerancia y que lo denunciable ante la opinión pública son otras cosas muchísimo más gordas, más graves, que van erosionando la cultura extremeña con expolios y piquetas, y lo más cruel es que esa energía que tú derrochas en esto la podrías canalizar escribiendo una pancarta donde pidas trabajo, casa y comida para todos los extremeños. Deja vivir en paz y serás pacífico, no veas más películas de terror (regenérate con “Bambi”, que es una tierna manera de regresar a la infancia y no crecer tan retorcido), no vuelvas a leer “Belsana” porque acabarás de los nervios y te convertirás en un maníaco perseguidor y sobre todo, lee menos tratados de lingüística normativa y dedícate bajo la sombra de un algarrobo a repasar la enciclopedia “Álvarez”. Un saludo, compañero. |
jueves,
22 de agosto de 2002 18:48
Juan Carlos Paniagua notifica que el original de "La farsa del 'ehtremeñu', o el ideal cateto de la lengua" es un anónimo plagiario que
adapta "La farsa del 'andalú', (Editorial de “Gazeta de Antropología” (http://www.ugr.es/~pwlac/), n. 17, 2001)
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El texto
original del Editorial de La Gazeta de Antropología podría haber sido
escrito por algunos jóvenes excursionistas en marcha hacia las cimas de Sierra
Nevada, al ritmo de "Montañas escarchadas".
Desde luego demuestran conocer poco al filósofo Eugenio Frutos Cortés y a su discípulo Gustavo Bueno. Eugenio Frutos paisano y discípulo de Luis Chamizo entendió de primera mano el porqué éste escribió como hablaba, claro está que utilizando una norma y un estilo literario. Es extraño que una revista de antropología, que se ocupa de los derechos de los marginados desconozca el movimiento mundial en favor de las lenguas minoritarias. Como el Editorial no tiene firma se supone que bajo el anónimo Grupo de Filosofía se esconde esa ideología tan mostrenca, ya que firmar supondría afianzar ideas con identidades, y en este caso no tienen ni idea de su propia identidad. La "z" de Gazeta de Antropología debe ser porque es una revista realizada con mentalidad de ortografía antigua antiacadémica y vetusta o bien es identificativa del ceceo andaluz. Si es vetusta, podemos imaginar una vuelta al español medieval y renacentista, lo cual tampoco está nada mal, ya que contribuirían a su pesar a enriquecer la lengua actual con el rescate de una cultura sólida y tradicional. Si es reivindicación del ceceo andaluz también merece admiración y apoyo, porque pretende la normalización del habla andaluza ceceante, frente al prestigio seseante de Sevilla. Con todo ello sería deseable que lo aclararan para saber a qué juegan, si a avanzadilla antropológica o a imperialismo ideológico. Antonio Viudas Camarasa,
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La
farsa del 'andalú', o el ideal cateto de la lengua Gazeta de Antropología Ha aparecido un libro titulado ¡Ehkardiyea l'armaziga k'ai hugo! Antolohía'e tehtoh en andalú, der Huan Porrah Blanko (San Sebastián, Editorial Iralka, 2000). ¿Qué pensar de él? El libro referido reúne diversos materiales que vienen a proponer la hipótesis de constituir el andalú en lengua independiente del español. Dejemos para los lingüistas el desmontar los "fundamentos" teóricos en que tal cosa pretende ampararse. Limitémonos, por el momento, a formular algunas consideraciones generales, con el debido respeto a las personas, pero sin reparos a la hora de enjuiciar críticamente las ideas. Parece claro que el sentido y la función de una lengua radica en su capacidad para la comunicación. Cuanto mayor sea la comunidad lingüística, más amplia, fácil y eficiente será la comunicación. El español, que hablamos en Andalucía participa de una lengua sólida, unida en su diversidad y diversa en su unidad. A contrapelo de eso, contemplamos la manufactura de una sedicente lengua andaluza, con aires de Frankenstein idiomático. El procedimiento consiste en hacer acopio de cuantas formas incultas ha sido posible registrar, por heteróclitas y dispersas que sean, tomadas del habla de algunos andaluces de aquí y de allá. Luego, selecciona una de las variantes, cuanto más palurda mejor, y se someten a eliminación todas las demás. Los muñidores de esta neolengua convierten las anomalías catetas en la norma del andalú, excluyendo en lo posible y proscribiendo las formas prosódicas y ortográficas correctas, del español normal, reputadas ajenas al andaluz. En un alarde de empirismo mostrenco, perversión epistemológica, manipulación de autores e ideología etnicista, Huan Porrah (sic) junto a otros colegas citados en bibliografía, presentan, puesto por escrito, un engendro teratológico, tan innecesario como insolente, y ofensivo para quienes hablamos dentro de la variabilidad corriente del español por estas tierras. Estamos ante un caso como el de esas lenguas que, habiendo ya una lengua común, se inventan y aprenden para incomunicarse de los demás, traicionando así el sentido elemental de lo que debe ser socialmente una lengua. Invocar, como hace el tal Huan Porrah, un principio implícito que reclama para las diferentes ejecuciones o realizaciones fonéticas del español el estatuto de una lengua aparte supone un disparate de tal calibre que equivale a planear un atentado mortal contra la lengua común. A todas luces fracasará, pero lo que se propone es, ni más ni menos, dinamitar arteramente la lengua española y fraccionarla en un sinnúmero de dialectos, que tenderían con el tiempo a hacerse ininteligibles entre sí. ¿Quién saldría ganando con la destrucción del valor de comunicación transnacional que posee esta bella síntesis que es el español? Sólo un iluminado querría segregar a Andalucía de la comunidad de los hispanohablantes. En el libro mencionado nos topamos con una muestra de funesto particularismo diferencialista, cuyas consecuencias prácticas no serían otras, en el más inocuo de los casos, que el desperdicio de energías, que se encaminarían mucho mejor hacia el cultivo del español común, ya sea en el campo de la narración, la poesía, las ciencias, los medios, la vida cívica o Internet. Infeliz la gente joven que se que ilusione incautamente con semejante mascarada del andalú: acabarán descarriados en una pérdida de tiempo, quizá de dinero y sin duda de la sensatez. Las lenguas no son, claro está, inmutables ni eternas, sino históricas. Como todas, la española evoluciona, pero, en un contexto como el actual, que es lo contrario al aislamiento comunicativo, tiende más bien al reforzamiento de su unidad y a favorecer la síntesis y la comprensión entre todos sus hablantes. Resulta una chaladura promover e hipostasiar las formas dialectales e incultas, e inventar a partir de ellas nada menos que una «lengua», lo que conduciría a la ruptura de comunicación y la incomprensión con los demás. En efecto, se pretende romper la transición gradual existente, que asegura el flujo inteligible de la información entre las ejecuciones más formales y las más relajadas de la misma lengua, entre sus variantes territoriales y poblacionales. No es bienvenido ese proyecto que postula la separación y el aislamiento lingüístico del los andaluces, exhortados a formar una secta que opta por constituir en sistema una caricatura vergonzosa del habla andaluza, cocinada como un gazpacho indigesto al que se han añadido cuantas variantes erróneas, corruptas, ramplonas, idiotas y palurdas pueden encontrarse ocasionalmente. Tal proyecto de convertir las anomalías en norma nos parece un proyecto abyecto. Es lesivo para la sociedad andaluza, intolerable, denunciable ante la opinión pública y las instituciones educativas. Pues implica una propuesta aberrante de hacernos lingüísticamente marginales, mutantes y sectarios, y esto no merece ninguna simpatía sino tanto desprecio como la destructividad y la irresponsabilidad sociocultural que entraña. La lengua española que de hecho hablamos es suficientemente buena y universal como para que merezca la pena cuidarla, cultivarla, respetarla. Se trata de enriquecerla y enriquecernos con ella, no de desbaratarla. Todas las variantes prosódicas peculiares que se dan en Andalucía son perfectamente alomorfas e inteligibles. Y la sarta de variantes distorsionadas e incultas, que nuestros padres fundadores del andalú pretenden consagrar, cabe tenerlas por residuales, pues con su desaparición nada se perdería. Es un abuso y una falsificación el remarcar todo lo que difiere o separa, ocultando lo que une e identifica el habla andaluza con el español. La identidad compartida en el plano de la lengua es infinitamente mayor que las diferencias en la ejecución y los rasgos dialectales que pueda haber. Definir la propia identidad mediante el acantonamiento en un puñado de diferencias, aparte de estar falto de lógica, es socialmente patológico y culturalmente dañino y empobrecedor. Nadie trata de negar las diferencias sino de situarlas en el marco del sistema general y común al que pertenecen. Es evidente que en toda lengua se dan tendencias diferenciadoras e incluso disgregadoras, como también tendencias a la integración y la síntesis. La cuestión es para qué ese intento de fomentar la disgregación y la separación del andalú, para qué esa manía identitaria llevada hasta el esperpento, para qué ese camino hacia ninguna parte. Desconfiemos de este ideal paleto, disfrazado con ínfulas de «pelea indigenista/ culturalista/ nacionalista en su versión andaluza» (pág. 155) y alucinado como «tarea emancipatoria». ¡Dios nos libre de nuestros libertadores! Lo más peligroso estriba en que la mal disimulada mitomanía subyacente a la idea del idioma andalú propendería, si pudiera, no ya a proponer sino a imponer el uso oral y escrito del invento, lo que desencadenaría una fractura social entre los devotos de la cofradía del andalú y los infieles que defenderíamos la corrección del español, tolerando siempre el amplio margen del pluralismo realmente existente. Estemos en guardia, porque se adivina cuál es el sueño de esos abanderados de la alucinación andaluza y el ideal cateto de la lengua. Si alguna vez alcanzaran poder político, nos meterían a todos en ikastolas de castigo, hasta inculcarnos esa aljamía grotesca. De ella, sin embargo, no dejará de carcajearse cualquier andaluz en su sano juicio. A los andaluces nos avergüenza y nos indigna que se diga que nosotros hablamos como se transcribe en ese libro. No hay ni un solo andaluz, ni culto ni inculto, que hable así. Estamos frente a un espejo deformante y, tras una primera impresión «graciosa», nos sentimos profundamente ridiculizados. El sainete de los Álvarez Quintero ha sido llevado ahí hasta la astracanada, que el diccionario de la lengua española define como «farsa teatral disparatada y chabacana». (Editorial de “Gazeta de Antropología” (http://www.ugr.es/~pwlac/), n. 17, 2001) |
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Últimas noticias e indagaciones | |
javier
feijóo |
Pa ese anónimo tan ilustrao en custiones parlísticas Paece mentira que se
puean icir tantas jodiuras en tan poco tiempo de vacaciones qu'he estao
p'ahí.
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castúo 26/08/2002 12:08 1 Mensahi |
EL COPIÓN DE LA FARSA
DEL EXTREMEÑO
Estimados amigos el anónimo
de "la farsa del exremeño o el ideal cateto de la lengua" no es
más que un vulgar copión, un plagiario de pacotilla que dada su falta de
argumentos no tiene otra cosa que copiar de los demás. |
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22 de agosto 24 horas
El debate continúa en el foro de Belsana |
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24 de agosto de 2002 | Dialectus.com se ha documentado y ha encontrado en la red RESPUESTA A LA “EDITORIAL” DE LA GACETA DE ANTROPOLOGÍA , donde plagió el anónimo de Belsana, de Gorka Redondo, que el lector puede valorar. |
Dialectus.com ha dejado constancia de una nueva forma de dialogar y defender las ideas que cada uno es capaz de exponer públicamente. Lamentamos el desafortunado editorial de una revista de filosofía y antropología que ha alimentado la fagolengua de un perezoso plagiario. |